El régimen que se aferra al poder sabe que el único camino sensato y libre de violencia que le queda es entregar las instituciones e irse a través de una Ley de Amnistía especial para ellos, que la mayoría de los venezolanos prefiere un perdón inducido a su favor, antes de seguir sufriendo la destrucción de la Patria.
Juan Guaidó fue juramentado por el pueblo, ese pueblo al que Diosdado Cabello llamó a una vigilia en el Palacio de Miraflores y que nunca llegó porque estaba en las calles de toda Venezuela exigiendo la renuncia de quienes se dedicaron durante más de dos décadas a desangrar al país y a destrozar el bolsillo, el alma y el corazón de familias enteras.
Maduro y su combo están conscientes que solo una parte de las FAN los sostienen por inercia, saben que perdieron el pueblo, que ya no cuentan con el apoyo internacional en su mayoría, saben que las tropas militares están pasando hambre y que la familia de éstos mucho más, saben que todas sus fechorías que tanto daño han hecho son inocultables, que ya casi nadie les cree, excepto algunos pocos alienados que aún quedan por el camino.
El planteamiento de una Ley de Amnistía es quizás la clave para destrancar el juego, aunado a la posición de los gobiernos de los distintos países que se han puesto del lado del pueblo venezolano que sigue sufriendo por las decisiones miserables y egoístas de unas pocas familias de delincuentes que han secuestrado a millones en contra de su voluntad.
Las próximas horas son cruciales como lo ha anunciado el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó; siguen siendo los militares venezolanos, que han jurado defender la nación, los llamados a jugar un rol protagónico para salvar y defender a la República. Solo faltan ellos, que deben actuar prontamente, no por ellos, sino por sus familiares que también les han pedido ser libres. En la unión está la fuerza, comencemos la reconstrucción y recobremos la esperanza de vivir en una Venezuela libre.
Jorge Isaac Jiménez Flores
CNP: 16.658
Periodista Venezolano