Cuando asumí la defensa de la Constitución Nacional y de la democracia frente al intento de golpe de estado del 4 de febrero de 1992 recuerdo que hubo varias personas que criticaron mi conducta con el argumento de que nada podía ser peor que el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Todos los problemas que tenía el país se resolverían si salíamos de Pérez.
Salimos de Pérez no como consecuencia de la conspiración militar, afortunadamente, sino como consecuencia de la conspiración civil y todos los problemas que existían, se agravaron.
Ninguno se resolvió. Todos se agravaron.
Años después se dijo que bastaba con salir de Hugo Chávez para que los problemas se resolvieran. Salimos de Hugo Chávez y vino Nicolás Maduro. Ninguno de los problemas que existían en tiempos de Chávez que eran los mismos que existían en tiempos de Pérez se resolvieron. Al contrario, todos se agravaron exponencialmente.
Ahora me dicen que todos los problemas del país se resolverán el día en que salgamos de Maduro. Creo que hay que hacer algo más que salir de Maduro. Como decía Mario Briceño Iragorry en su ensayo “La Traición de los Mejores. “Venezuela, más que de acusaciones personales, está urgida de un “mea culpa” colectivo. Hasta tanto no adoptemos una actitud humilde y serena frente a los problemas de la Nación, no alcanzaremos la claridad requerida para entender nuestra propia realidad social. Se necesita decía el ilustre escritor, abrir un proceso de sinceridad y de austeridad capaz de llevarnos a la salvación de nuestro destino histórico”.
Felizmente, hoy en Venezuela y también fuera del país, hay mucha gente valiosa y competente, animada de buenas intenciones, trabajando por tener respuestas claras frente a los terribles problemas que sufrimos los venezolanos y que tendrán que abordarse al día siguiente del cambio político que aspiramos pueda lograrse de una manera pacífica, inteligente, democrática, constitucional y electoral.
Venezuela y los venezolanos tenemos derecho a vivir mejor. La agenda del futuro incluye vivir en una democracia moderna, con una economía productiva, con igualdad de oportunidades para todos, con educación de calidad y, todo esto, en un clima de excelencia moral, de fraternidad y de solidaridad.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
@EFernandezVE