Detesto escuchar los mismos triunfalismos de antaño de los reyes torturadores. Las mofas de Cabello por televisión. Las aprobaciones a estas acciones por parte de Maduro, mientras exacerba al país con sus discursos torpes. Las fanfarronadas de los pocos adeptos que quedan. Pero, sobre todo, los desganos en las redes sociales y las decepciones de muchos que salpican en el ánimo.
Sí, se anunció otro intento de negociación entre el régimen y la oposición. Como nos tienen acostumbrado, se informó desde la tribuna maléfica de la dictadura. Sus personeros saben ser indiscretos cuando les interesa reducir a polvo los impulsos libertarios. Lo hacen público para proyectar un país en calma, mientras el pueblo muere de hambre y ellos se regodean en sus gustos babilónicos.
Eligieron Noruega, la nación que ha sabido darle valor a los despiadados, cuando buscan pactos entre mercenarios y pacificadores. Éste es uno de los pocos países que no reconoció a Guaidó como presidente constitucional. Para muchos este intento es un error grave, anacrónico, repetitivo y de tontos sin remedio.
Mientras el país se halla engullido por las tropelías de un sistema infame y propicio para la pobreza, nos vuelven a hablar de un posible convenimiento que no llega a nada. Pero no podemos ser tan implacables. Hay más secretos en esa caja de Pandora que las apariencias de nuestras emociones diversas.
Esta vez las estrategias no se van a detener como en el pasado. Las acciones que se emprenden no se atascarán, ni se volverá a complacer a los perversos de Miraflores. Solo falta asomarse a la ventana de la realidad nacional, para observar colas desconcertantes para llenar un tanque de gasolina y la inexistencia cada vez mayor del fluido eléctrico en nuestras casas.
Venezuela es una bomba de tiempo. La asfixia financiera, las menguadas transacciones petroleras, las presiones internacionales y las tácticas para cercar la economía de los pérfidos de la tiranía cada día hacen mella en sus alternativas.
Es cierto que todos conocemos lo retorcido del maniobrar de Maduro y sus secuaces. Hasta el mismo senador norteamericano Marco Rubio saltó de su asiento reflexivo, redactado en un tuit que no puede existir una negociación de buena fe, si persiguen y detienen a los miembros de la Asamblea Nacional; que este tipo de encuentros solo sirven para dividir a la oposición y que gane tiempo la dictadura.
No se ha detenido el proceso para el cese de la usurpación. Estados Unidos realiza esfuerzos para llegar a un acuerdo con Rusia para actuar sin su negatividad. El Comando Sur espera por un encuentro decisivo con el representante de Guaidó para ajustar los planes a seguir. Esas negociaciones siguen viento en popa y el encuentro en Noruega es, tal vez, para no decir que no se les dio una oportunidad para llegar a un acuerdo en su salida definitiva.
Sabemos de antemano que los lamebotas de Cuba no se irán de buenos modos. Sus burlas incontenibles hacia el sufrimiento de los venezolanos, solo se detendrán cuando sean sacados a la fuerza o con métodos poco convencionales, de su trinchera de poder.
Este intento de negociación no generó fanfarria de ningún lado. Podrán propiciar un encuentro en Noruega, la Patagonia o en Transilvania. La única vía es que se larguen con sus culpas a cuestas. Hasta los bribones del régimen saben que una operación militar puede detonarse en cualquier momento, por eso tienen preparados sus búnkeres y refugios para guarecerse de tal arremetida definitiva.
La brújula no ha cambiado sus ejes. Seguimos inmersos con claridad en detener de una vez, las maneras alegres de estos sanguinarios de atestar de infortunios a un país entero. La verdadera negociación con los países del continente va por buen camino. Mientras, Maduro se queda sin efectivo para mantener su desdichado sistema, raspando la olla y vendiendo casi 14 toneladas de oro del Banco Central de Venezuela.
No es casualidad que la DEA haya registrado todos los escondrijos en Punta Cana, buscando al testaferro de Tareck El Aissami. Que el presidente Duque reconozca a viva voz que los ataques de los paramilitares colombianos provenga de Venezuela o que, hasta Italia -antes renuente-, reconozca ahora a Guaidó como el mandatario legítimo.
No busquemos excusas para bajar nuestros atrevimientos por la libertad. Convencido estoy que observaremos con ojos propios y en poco tiempo, las migas en el camino para seguir el rumbo categórico de la nueva democracia. El destino está trazado y este año el horizonte tiene un arcoíris tricolor y salpicado de estrellas.
MgS. José Luis Zambrano Padauy zambranopadauy@hotmail.com @Joseluis5571