Cuando en la última década del Siglo XX se dio la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética así como la retirada de las tropas armadas estadounidenses de Afganistán el mundo pensó que finalmente esos Cincuenta Años de Guerra habían terminado; Fría porque en realidad el planeta vivía bajo la constante amenaza de un enfrentamiento nuclear entre las naciones más poderosas del mundo Estados Unidos y la Unión Soviética, pero que nunca llegó al menos teniendo como protagonistas a los dos colosos de manera directa. Sin embargo, eso no significa que dentro de sus estrategias armaran pequeños escenarios regionales donde se pudieran medir fuerzas y poderío como fue en Centroamérica y Suramérica con los grupos guerrilleros defendiendo el Socialismo, o en zonas de Eurasia con los grupos radicales e incluso en África también con los rebeldes. El caso es que para 1991 toda la prensa mundial se hizo eco de que ante esta fractura territorial de la URSS (Unión Republicana Socialista Soviética) y la pérdida de aliados estratégicos tan importantes como Alemania Oriental que había decidido finalmente ser lo que fue, al fin la paz y el multilateralismo marcaban un nuevo inicio en la historia de las Relaciones Internacionales.
Incluso la Isla de Cuba que durante tanto tiempo fue el icono de la “Resistencia a la Dominación” por un lado o “Los Efectos del Socialismo” por otro había dejado de estar en escena con la fuerza que tenía; pero esto solo duraría diez años ya que con la entrada del Siglo XXI un nuevo país se alzaría en defensa del modelo Marxista haciendo que naciera un nuevo vórtice político que le daría espacio a esa Ex Unión Soviética vulnerada y resentida por la pérdida de poder para poder operar de manera directa e indirecta en el Continente Americano ahora con un socio estratégico geopolíticamente más conveniente y socio económicamente más poderoso.
Viejos protagonistas y antagonistas y nuevos escenarios de actuación con otros argumentos ya que a medida que las civilizaciones avanzan resulta más difícil generar un escenario de guerra como en el pasado. Pero no imposible. El caso es que durante los últimos días mucho se especuló acerca del por qué el Presidente de Venezuela Nicolás Maduro había viajado a Rusia cuando en realidad las razones eran mucho más antiguas de lo que algunos pueden pensar.
En cuanto a la relación entre Venezuela y Rusia desde el año 2002 hasta la fecha el país latinoamericano ha suscrito un total de 260 acuerdos de cooperación bilateral con el país más grande del mundo en las áreas de medicina, turismo, agricultura, minería y petróleo. De hecho, existen varias empresas conjuntas que trabajan en le Faja Petrolífera del Orinoco así como empresas conjuntas en el área de construcción y prestación de servicios para la producción de crudo. De hecho, en la propia página del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores se hace referencia a dos empresas rusas en específico como son Gazprom y Rosfnet; esta firmó un acuerdo de cooperación para ampliar operaciones en la Península de Paria y está trabajando en proyectos gasíferos.
En el área de desarrollo agrícola en el año 2016 Rusia firmó acuerdos para el envío de especialistas en el campo de agricultura para el aporte de tecnología, maquinaria, conocimiento y capital para la producción de alimentos. Es decir, que han transcurrido casi 20 años de relaciones bilaterales que se vienen fortaleciendo cada día más llegando también al área financiera ya que este año Rusia decidió invertir también en la criptomoneda Petro. Esto, conjuntamente con la cooperación en el área automotriz no había generado reacciones hasta que fue de conocimiento de que Rusia mantenía acuerdos de cooperación militar con Venezuela.
Es así como, este Diciembre la llegada de portaviones rusos a territorio venezolano encendieron las alarmas especialmente por parte del gobierno de Estados Unidos. Todo lo anterior debido a un acto que fue presidido por el Ministro por la Defensa General en Jefe Vladimir Padrino López y que se llevó a cabo a través de vuelos operativos y de demostración. A Venezuela habían llegado dos bombarderos estratégicos Túpolev Tu-160, un avión pesado de transporte militar Antónov An -124 y un avión de pasajeros Ilyushin IL – 62 de la Fuerza Aeroespacial Rusa. Sin embargo sería la declaración del propio Padrino López al decir que… “Nos estamos preparando para defender a Venezuela, hasta el último palmo cuando sea necesario, eso lo vamos a hacer con nuestros amigos, que defienden las relaciones respetuosas entre los Estados”… lo que terminaría de generar suspicacia y diversas reacciones a través de los medios de comunicación.
Pero ¿Cuál es la lectura real que se ha de dar a este encuentro y escenario? Inicialmente, se tiene que entender que hasta ahora el discurso de Venezuela ha sido siempre el de la amenaza de Invasión por parte de los Estados Unidos o aquellos que no apoyan o condenan la actuación del gobierno venezolano. Si nos vamos a la historia, durante la Guerra Fría era el común denominador el discurso de una amenaza nuclear y de que en cualquier momento tanto uno como otro – hablando de Estados Unidos y la Unión Soviética – iban a atacar desatando una nueva guerra. Mientras esto sucedía y nos centrábamos en el discurso, numerosas cosas sucedían a nuestro alrededor como era el fortalecimiento del mercado armamentista, el surgimiento de grupos irregulares, la instalación de empresas multinacionales en patrimonios naturales, el desarrollo de armas nucleares y el espionaje; aun cuando suene conspirativo. Por otro lado, el Principio de No Intervención es un Principio muy respetado en el área de Derecho y Relaciones Internacionales y es muy difícil que un estado pretenda invadir otro Estado de manera espontánea. Al contrario, la experiencia ha demostrado la creación de convenientes zonas de conflicto “internacional” para justificar la cooperación militar; y volvemos al punto, no la intervención.
En segundo lugar, resulta interesante el que se haga alusión al tema de relaciones respetuosas entre los Estados y se señale a Rusia especialmente en un momento en el cual tiene una herida abierta en la zona de Crimea la cual argumenta ser territorio Ucraniano y no quiere formar parte de la Federación Rusa sin embargo, las tropas militares rusas se encuentran desplegadas a lo largo y ancho de la zona generando inestabilidad, descontento y poniendo a la población en peligro. Tampoco se puede olvidar el tema del ciber-espionaje y las acciones realizadas por Rusia también en territorios ex soviéticos. Es así como a la final vemos que los estados y sus administraciones hacen uso de los términos a conveniencia y señalan también cuando les conviene.
Finalmente, la reacción de Estados Unidos y Rusia. El Secretario de Estado Norteamericano publicó un mensaje en twitter indicando que… “los rusos y los venezolanos deberían ver esto por lo que es. Dos gobiernos corruptos derrochando fondos públicos, y derrocando la libertad y la libertad mientras su pueblo sufre”… y obviamente la respuesta por parte del Gobierno de la Federación Rusa no se hizo esperar ya que el vocero del Kremlin Dimitri Peskov dijo a la prensa que era… “muy poco diplomático escuchar esto del Secretario de Estado. Es una acusación bastante seria cuando dice tales palabras sobre las autoridades de la Federación Rusa”… para luego hacer referencia a que el presupuesto de defensa de los Estados Unidos podía alimentar a toda África.
Por lo tanto, igual que sucedió en el pasado, los grandes protagonistas volvieron a ser los Colosos del Mundo con mutuas acusaciones que no deberían pasar desapercibidas en especial para los pueblos de estas naciones. La primera es ¿Cuánto se está realmente invirtiendo en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y cuánto se está invirtiendo en el mercado armamentista? ¿Realmente estoy luchando contra un imperialismo, o es solo el discurso conveniente para justificar en qué estoy invirtiendo el presupuesto de una nación? ¿Es que acaso estoy estableciendo relaciones con naciones amigas o me estoy transformando a conciencia y conocimiento en otro pequeño escenario para medir el eje geoestratégico de mis socios?
En el caso de Estados Unidos y Rusia no es difícil entender las pretensiones. Sin embargo, en el caso de Venezuela las preguntas que surgen sobre la mesa son las siguientes ¿Cómo se están manejando estas empresas mixtas gasíferas y petrolíferas? ¿Cuánto es el porcentaje de inversión ruso y cuánto el venezolano y cómo se está manejando la producción? ¿Por qué si hablé de la soberanía nacional estoy firmando alianzas estratégicas con países extranjeros para el desarrollo industrial de un sector que era soberanía exclusiva venezolana? ¿Dónde está el plan de desarrollo de una planta de producción de medicina nuclear, medicamentos y vacunas que se acordó en el 2017?
El llamado sería a la población a formarse y a exigir su derecho a la información especialmente en temas que atañen a derechos y garantías fundamentales. Porque un bombardero podrá defender de una hipotética invasión pero los problemas reales y actuales no pueden ser solventados sino con inversión para los proyectos de asistencia social más allá del discurso más allá de las alianzas.
Corina Helena Cortés Oliveros
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