No quiere que usted vote, no quiere que proteste y ni siquiera quiere que esté en desacuerdo con él. No estoy describiendo al autócrata de un régimen comunista, estoy hablando del gobernador de la Florida, Ron DeSantis.
Desde que asumió su cargo dejó en claro sus motivaciones y por ende ha ido volviéndose más autoritario día a día. Ostentando el poder de su oficina, el gobernador ha ejecutado medidas para erosionar la libertad y los derechos de los electores y negocios del Estado del Sol, recompensar a sus donantes ricos y amedrentar a los medios de comunicación.
DeSantis ha aprovechado todas las oportunidades para suprimir el derecho al voto. Desde sus esfuerzos por detener la implementación de la Enmienda 4, hasta su oposición a cambios importantes en las reglas de clemencia del estado; las acciones del gobernador han impedido que cientos de miles de floridanos recuperen su derecho al voto.
Con el pretexto de luchar contra el fraude electoral (el único fraude electoral en Florida en 2020 provino de miembros del Partido Republicano) DeSantis está dando prioridad a la legislación que agrega obstáculos al voto por correo. Esto se produce después de que un número récord de floridanos votara por correo en 2020, y más demócratas que republicanos votaran de esa manera.
Desde las acciones de Nicolás Maduro para socavar el proceso electoral de Venezuela y suprimir votos, hasta las acciones de Daniel Ortega para intimidar y confundir a los votantes en Nicaragua, las tácticas para limitar la votación durante procesos electorales se han generalizado en los regímenes autoritarios. La supresión de votantes es una pendiente resbaladiza que solo termina con la injusticia.
DeSantis también ha ejecutado acciones para silenciar las voces disidentes. Su principal prioridad legislativa fue el Proyecto de Ley 1 de la Cámara de Representantes, en inglés HB1, que toma medidas drásticas que atentan contra la libertad de expresión y criminalizan las protestas en lo que es una clara violación de nuestros derechos de la Primera Enmienda, garantizados por la Constitución.
Según esta nueva ley usted podría ser encarcelado, incluso si está protestando pacíficamente, esto si otros a su alrededor se tornan violentos. Este movimiento para silenciar, intimidar y encarcelar a las voces opuestas tiene un parecido escalofriante con las acciones de Fidel Castro para encarcelar a los críticos de su régimen.
Las empresas tampoco están libres de los ataques del gobernador. Muchas compañías, especialmente aquellas que dependen de eventos grandes, quieren proteger a los clientes exigiendo la vacuna contra COVID-19. El gobernador DeSantis emitió una orden ejecutiva que prohíbe dicha práctica y está instando a la Legislatura a prohibirla. Al mismo tiempo, empleó su autoridad para brindar a sus donantes políticos acceso exclusivo a las vacunas contra COVID-19, en un acto de corrupción, mientras los trabajadores de primera línea y los maestros esperaban en la fila. Esto mientras sumó más de $14 millones a su fondo de reelección desde enero.
Recompensar a partidarios y penalizar a aquellos cuyas prácticas no se alinean con su agenda es una rutina para autócratas como Maduro y Castro.
Como la única funcionaria demócrata a nivel estatal, soy la única voz en el Gabinete que se opone a las acciones del Gobernador DeSantis. Pero en lugar de procurar o acceder a debatir sobre los hechos, ha respondido con intentos de aumentar su poder y limitar la autoridad de mi oficina. Las críticas a los medios de comunicación tampoco son bienvenidas. Casi sistemáticamente, DeSantis ataca la cobertura que no le favorece, ignora sus preguntas y se niega a divulgar datos e información que deberían estar disponibles públicamente.
Hemos visto las mismas acciones para consolidar el poder y silenciar a los medios en países como Cuba y Nicaragua, donde Castro supervisó la reescritura de la constitución y Maduro ha silenciado y socavado consistentemente a la prensa independiente.
Y mientras el gobernador dice condenar a los líderes de países como Cuba, Nicaragua y Venezuela, sus acciones hablan más que sus palabras. Durante su mandato, Ron DeSantis se ha apegado al manual autoritario: suprimiendo votos y opositores, atacando a los medios de comunicación y reprimiendo los derechos constitucionales. Bajo el régimen de Ron, si no lo apoya a él o a su partido, él quiere impedir que vote. Si no está de acuerdo con él, usará su autoridad para silenciarlo. Y si se atreve a protestar y hablar en su contra, será mejor que esté preparado para terminar tras las rejas.
Nikki Fried es la Comisionada de Agricultura de Florida, miembro electo independientemente del Gabinete de Florida y funcionaria a nivel estatal.