Jorge Berrueta R. | Periodista
Nuevamente Corpoelec a través de una nota de prensa anuncia un cronograma de racionamiento o lo que ellos llaman “Plan de Administración de Cargas”, para supuestamente apalear durante 6 horas diarias la crisis en el sector eléctrico que vive uno de los estados potencia del país. El Zulia, es la entidad que contaba con mayor productividad y explotación de recursos naturales renovables y no renovables para Venezuela y ahora se encuentra cubierto por una sombra tan densa y oscura, con un aire macabro que busca acabar cada día con la tranquilidad de los zulianos.
En otrora el Zulia fue símbolo de progreso y prosperidad, ahora vive una de las épocas más oscuras desde el surgimiento del Socialismo del siglo XXI. Los zulianos han tenido que aguantar toda clase de humillaciones provocadas por el robo acaudalado de los recursos económicos del país que van desde colas kilométricas para comprar comida, escasez de agua, la odisea de buscar medicinas para un familiar enfermo -que muchas veces se mueren de mengua-, la carencia del servicio de internet, censura mediática y bloqueo de internet; además, les toca madrugar para comprar cauchos o baterías para el vehículo, se enfrentan a la extinción del Bolívar, donde hay que comprar el dinero y lo que obtienes no alcanza ni para comprar diez panes franceses y para rematar, los cortes sorpresivos de electricidad que a diario afectan el ritmo de vida de todos los ciudadanos.
No existe un orden en las cosas, todo ocurre al mismo tiempo, sumado a la grave crisis económica que vive Venezuela que toca hasta el transporte público, donde la gente tiene dos opciones: caminar con el clima inclemente o pagar el elevado costo del pasaje en vehículos que no son aptos para esta actividad. En lugar de avanzar el país y en especial el estado Zulia, se vive un acelerado retroceso donde dentro de poco resurgirá el transporte en carretas o simplemente la actividad comercial y laboral se detendrá al 100 por ciento.
Es sumamente grave lo que viven los zulianos en comparación a otros estados de Venezuela. El Zulia estuvo a comienzo del año 2018 bajo un esquema de racionamiento con otras entidades y sigue ahora solo pero sin control. Los gobiernos Nacional y Regional se han jactado en anuncios para brindar una solución pero una que no llegará pronto y así lo manifestaron muchas veces los expertos en el área, quienes hoy en día tampoco pueden hablar porque los acusan de formar parte de los planes de desestabilización del sector eléctrico con el propósito de sabotear.
El verdadero saboteo viene desde el Gobierno de Nicolás Maduro, un gobierno que ha dilapidado los recursos, donde no se juzga a quienes ha dirigido Corpoelec ni se ha investigado el paradero de los dineros supuestamente invertidos en dólares para reparar, adecuar y optimizar el sistema interconectado nacional.
Cada vez que ocurre una falla masiva o explota alguna subestación sabemos cuáles serán las líneas de sus discursos al momento de ofrecer una declaración a los medios: “Esto fue un saboteo”, “Existe un plan sistemático para acabar con el sistema eléctrico” o la otra frase que se convierte en un hit del momento “Es que las condiciones climáticas afectan al sistema”, está ultima no es la más loca pero si la más acertada. Los picos de consumo se elevan desde marzo hasta septiembre cuando comienza la temporada de lluvia.
El gobierno cometió el grave error de centralizar a las empresas que se encargaban de la generación de electricidad en el país y los zulianos cada día que pasa extrañan más a Enelven y Enelco, empresas privadas que ofrecieron los mejores servicios y atención a los ciudadanos.
Ahora un racionamiento de 6 horas para los zulianos será un empujón más de la daga en la espalda que busca acabar con la vida de quienes habitan esta hermosa región que se encuentra agonizante por culpa de una enfermedad que se esparce sin que nada la detenga, que crece como un cáncer por culpa de la necesidad, el socialismo del siglo XXI se ha aprovechado de esas necesidades para comprar conciencias y el silencio de quienes se ponen una franela roja sin saber que se convierten en cómplices de los delitos que el gobierno comete a diario en violación a los Derechos Humanos.
Pedir un milagro parece ser la última esperanza de quienes aún se mantienen en el estado Zulia, es mirar al cielo, llorar y pedirle a Dios y a La Chinita que intercedan para que las cosas en Venezuela cambien y el país regrese a esa tierra que le dio la oportunidad a todos de crecer, de progresar y echar raíces, hemos perdido tanto en 20 años que nos costará unos 30 años más reconstruir con un buen plan de gobierno (si es que la oposición que queda se organiza) lo que estos diablos han destruido.
No esperemos por un mesías, luchemos desde nuestros hogares para hacer posible ese cambio, exijamos como ciudadanos, aún vivimos en una democracia bajo un régimen opresor. No permitamos que nos sigan haciendo daño, seamos participes en la transformación de Venezuela, no dejemos solos a los dirigentes políticos que aún se encuentran en el país, no dejemos solos a los presos políticos que permanecen en las mazmorras del gobierno. No dejemos tampoco solos a quienes se vieron obligados a exiliarse y que desde otras latitudes mantienen viva esa llama de libertad. No critiquemos de manera destructiva sin aportar ideas, avancemos en la transformación de la política y tomemos juntos el control de la lucha para rescatar la democracia y así podamos tener un país con futuro que dejar a nuestros hijos y nietos.