Así me siento, con el cuerpo aquí y el corazón allá, muy triste y adolorido por todo el sufrimiento de nuestra familia, de nuestro pueblo, por todo el daño que nos han causado a todos. Jamás imaginé que podía existir tanta maldad en «los humanos», hoy asumo que me equivoqué.
El chavismo, la narcodictadura se han fijado como objetivo pisotear a los venezolanos de buena voluntad, a los que quieren salir adelante con sus familias de forma honesta, se han aferrado al poder y sin compasión han asesinado a personas de todas las edades, destruyeron por completo el sistema de salud y con ello se han perdido innumerables vidas; destrozaron el sistema eléctrico nacional y también así han muerto cientos de personas; expropiaron fincas productivas para convertirlas en caletas de droga y ahora en Venezuela no hay casi producción agrícola y alimentaria. Se han llevado por delante todo a su andar.
También está la otra realidad de muchos venezolanos, los migrantes, los que nos fuimos obligados por las circunstancias y estando afuera seguimos padeciendo y sobreviviendo a nuevos «sistemas» de vida.
Ser migrante igualmente es duro, muchos de nuestros compatriotas son acusados injustamente de actos o actividades delictivas, muchos solo por ser venezolanos son mirados de mala manera, a familias enteras solo por tener hijos pequeños les niegan alquileres, a otros solo por su acento y nacionalidad, aunque estén bien preparados, les cierran las puertas laborales, incluso hay quienes son humillados por un plato de comida y obligados a renunciar sin derecho a ser remunerados luego de tres o seis meses, cientos son amenazados con ser deportados; eso sin contar con las violaciones sexuales de las que han sido víctimas mujeres venezolanas, solo por su coquetería y belleza natural.
Ha habido persecuciones, linchamientos y vejaciones por nuestra nacionalidad, la xenofobia hacia nosotros, sobre todo en Latinoamérica, ha ido creciendo cada día más, y lamentablemente aún la tiranía sigue en el poder y nosotros seguimos sin poder volver a nuestro verdadero hogar, adonde pertenece nuestra alma y nuestro corazón, y de todo esto siguen siendo responsables ellos: quienes se aferran al poder para destruirlo todo y ver al venezolano humillado ante sus pies, quienes insisten en controlarlo todo, incluso intentan controlar nuestras mentes.
Jorge Isaac Jiménez Flores
CNP: 16.658.
Periodista Venezolano