Oficinas vacías, restaurantes cerrados, escuelas sin fecha de regreso a las clases, gimnasios con las actividades suspendidas hasta nuevo aviso. Y millones de chinos enclaustrados en sus casas para evitar contagiarse del coronavirus, recurriendo para ello a un poderoso aliado: internet.
China se abona a la vida virtual para evitar los contagios de la vida real
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