SYa lo veníamos diciendo desde hace algún tiempo. La comunidad internacional está pidiendo elecciones y las elecciones van.
A quienes andan oponiéndose porque se oponen a todo -es su naturaleza-, quiero contarles un cuento. El cuento de Chile y de Michelle Bachelet.
Augusto Pinochet, el sátrapa que dominó los destinos del país durante 17 años, fue obligado a un plebiscito en octubre de 1988. La pregunta era si los chilenos estaban de acuerdo con un nuevo periodo de Pinochet, Sí o No. Y ganó el No con 56%. El Sí obtuvo 44%. O sea que Pinochet tenía gente todavía, ¿no?, y aún así perdió. Y saben ustedes por qué perdió? Porque las fuerzas opositoras, entre ellas el MIR y el Partido Comunista, fueron unidas. Al año siguiente se hicieron elecciones presidenciales y ganó Patricio Aylwin. Y a partir de ahí Chile se enrumbó por el camino de la democracia hasta convertirse en el próspero país que es hoy. Gran parte de la diáspora chilena regada por el mundo regresó y los chilenos recompusieron sus hogares y sus vidas, en medio del trauma que significó la muerte de tantos de sus compatriotas, en medio del recuerdo de los crímenes del estadio nacional convertido por los esbirros en campo de concentración.
Bachelet surgió de ahí. Su padre fue asesinado por la dictadura, pues murió de infarto cuando era torturado. Y ella debió vivir con su dolor. Llegó a ser presidente dos veces y no usó el poder para vengarse, como también había hecho Mandela en Sudáfrica. Así es como se progresa, sin odio, avanzando sobre las tumbas como decía Goethe.
Pinochet fue senador por acuerdo y, con el paso de los años, juzgado. Aunque no fue sentenciado sí se le descubrieron los hechos de corrupción, los millones de dólares en cuentas del exterior, y murió sintiendo el rechazo de la gente que no quiere recordarlo para nada como ocurre con el pueblo español y Francisco Franco, el dictador que mandó allá por 39 años.
Bueno, Bachelet acaba de producir un informe donde desnuda los crímenes abominables de sus antiguos camaradas venezolanos. Y lo hizo porque la izquierda chilena no es como la venezolana. La izquierda chilena es democrática y por eso se deslindaron de Maduro y su grupo; la izquierda chilena no es como la izquierda uruguaya, la izquierda boliviana, la izquierda Argentina, la izquierda nicaragüense, sumidas en un atraso de un siglo, porque siguen en la prédica ya superada de Carlos Marx, el Materialismo Histórico y demás monsergas.
Ese informe de Bachelet disparó las alarmas en el mundo. Rusia y China, países que han amparado al régimen, fueron llamados al diálogo y estuvieron de acuerdo en que la solución son las elecciones libres con supervision internacional, con nuevo CNE, en el primer trimestre del 2020. Eso es lo que se va a debatir en Barbados bajo la égida de Noruega. Elecciones, caballeros. Y la presión para que se hagan va por igual a Maduro y a Guaidó. Por eso Maduro se reunió con su gente – según Últimas Noticias periódico del régimen, y les pidió reintegrarse a la AN, «porque algo tenemos ceder». Y por eso Guaidó habló pa’lante y pa’tras, como dicen sus nuevos opositores, los que todo lo critican de Guaidó pero nada dicen de Maduro.
Guaidó dijo que invocaría el TIAR, conforme lo estaban pidiendo algunos, no sé para qué, porque el TIAR no tiene que ver con la situación actual de Venezuela pues el TIAR se refiere a la agresión de un país de otro continente a un país americano, como ocurrió en la Guerra de Las Malvinas de 1982, no a un conflicto interno.
Como sea, a Guaidó los países aliados le dijeron que debía sentarse a resolver esta vaina de una vez por todas mediante elecciones, porque todo el mundo está de acuerdo con eso, con elecciones, no con plomo ni muertos como quieren aquellos que no han visto cien muertos apilados unos sobre otros, que es la peor imagen que pueda ver ser humano alguno, y si no lo creen lean las crónicas desgarradoras de Ernest Hemingway en España durante la guerra incivil, como la llamó Unamuno.
Nelson Bocaranda que es un tipo mejor informado que yo anunció que las elecciones se harían en nueve meses sin Maduro porque en el PSUV no lo quieren para nada aunque no lo digan en voz alta porque ustedes saben que el PSUV es un partido donde la gente habla en voz baja, un partido donde solo gritan los que mandan.
OK, pongamos que se acuerda ir a elecciones. ¿Qué van a hacer ustedes, votar o no? Si no votan, seguirá el socialismo del siglo del atraso; si votan, tendremos la Venezuela que tanto anhelamos, la Venezuela libre, donde podamos reencontrarnos con nuestras familias como hicieron los chilenos.
Si se hacen las elecciones, las encuestas dicen que en el peor de los casos las fuerzas democráticas doblarian a las del chavismo. Pero eso sólo sucedería si los partidos se unen como el año 2015. Así que las ambiciones personales deben ser puestas a un lado, a remojarse en la lluvia o a curtirse en el sol, que fue lo que hicieron los chilenos. No como los bolivianos que van desunidos a todas las elccciones, allanándole el camino a Evo Morales.
Por lo demás, si se hacen las elecciones sin Maduro, se habrá consumado el plan de Guaidó: cese de la usurpación y elecciones libres con gobierno de transición incluido. Sin disparar un tiro.
Por eso nuestras mentes y nuestros corazones deben estar centrados en ese objetivo.
Lo demás…lo demás son ganas de dispararle flechas al viento…
¡Qué vaina!, ¿no?
Por Alexis Rosas