VIRGEN DE BETANIA EN UNA DE LAS PROCESIONES MÁS MULTITUDINARIAS DE VENEZUELA

PorSomos Noticias

May 4, 2019

Como un hecho providencial la imagen oficial de la Virgen Reconciliadora de los Pueblos, Virgen de Betania, fue al encuentro de su Divino Hijo en la segunda procesión más multitudinarias de Venezuela el Gran Domingo de la Misericordia, que organiza desde hace veintidós años la Asociación María Camino a Jesús, bajo la dirección de su presidente, el Sr. José Luis Matheus.

El sábado, 27 de abril de 2019, Fray Gilberto Urbaez, agustino recoleto, quien ofició la Misa de vísperas de la procesión, en la Iglesia Nuestra Señora de La Consolación, donde participó con sus cantos la Coral Betania y llevaron en procesión a la Virgen de Betania, expresó: “Yo vengo de este pueblo cerquita de Betania, yo soy de Charallave, cerca de Cúa, donde se apareció esta advocación mariana y para mí ha sido una bendición, una gran alegría.”

El domingo, 28 de abril se dio inicio al Gran Domingo de la Misericordia, en la Iglesia Nuestra Señora de La Consolación a partir de la 1:30 p.m. Una de las hijas de la mensajera de la Virgen de Betania (sierva de Dios María Esperanza de Bianchini), la Sra. María Coromoto Bianchini de Marrero ofreció una catequesis sobre el mensaje de reconciliación que ha traído la Virgen y sobre la adoración al Santísimo Sacramento, una de las devociones primordiales de su madre: “La Virgen en sus mensajes decía que esa (Betania) era la nueva Lourdes de América y que venía a restaurarnos, a traernos la paz y la conversión, la unidad fraterna. Venía a prepararnos para este momento que estamos viviendo. Ella viene hoy, los acompañará, esperará a su Hijo en la Ciudad Universitaria para decirnos: ‘Hijos, reconcíliense, aquí estoy yo’. Porque la reconciliación es el acto de restablecer las relaciones rotas.” En relación a la Eucaristía, dijo que desde jovencitos su mamá los incitaba a hacer la Hora de Adoración y les insistía en seguir cuatro pilares fundamentales en la vida: Oración, meditación, penitencia y Eucaristía, y citó el siguiente pensamiento de la sierva de Dios: “La Hora de Adoración los jueves eucarísticos es lo que me ha fortalecido a mí, la Hora Santa, la gran hora de encuentro con Jesús al pie del Santísimo Sacramento del altar y allí de rodillas pidiendo misericordia para el mundo entero.”

Luego de la Hora de Adoración la imagen de Jesús de la Divina Misericordia, traída de Roma y bendecida por el papa Benedicto XVI, partió en procesión por tres kilómetros, acompañado de miles de feligreses, con destino a la Ciudad Universitaria donde lo esperaba la Virgen de Betania hermosamente ornamentada con rosas y mariposas azules, y los cantos de la Coral Betania. Antes de llegar la procesión, le solicitaron a uno de los jóvenes de la Coral Betania, Luis Yovera, compartir su testimonio con los cientos de feligreses que esperaban en el campus universitario, y parte de sus reflexiones fueron: “Si tenemos jóvenes santos es porque los adultos los han criado bien, les han enseñado a asistir a la Misa, la importancia de rezar el rosario, la importancia de los sacramentos, la importancia de apoyar a la Iglesia. […]. Yo me doy cuenta de que Dios tiene un traje a la medida para cada uno de nosotros. Uno ve a un amigo que se fue y le va bien, tiene carro, tiene el teléfono de último modelo, no le racionan la luz, no le racionan el agua, pero le racionan a Dios. En esas sociedades de primer mundo, ¿qué es lo primero que hacen? Dividen a la familia. Es una vergüenza en Estados Unidos vivir con tus padres a los treinta, pero así fue Jesús, Jesús vivió con María hasta los treinta. Entonces, eso no debe ser vergüenza para nosotros los cristianos, estar de la mano con nuestra familia, de la mano con nuestros seres queridos, con nuestros vecinos de toda la vida, porque a eso es a lo que nos llama Jesús de la Misericordia. Jesús llevaba el amor en sus venas, tanto así que cuando lo traspasaron brotó más amor.” 

El evento culminó con la celebración de la Santa Misa oficiada por el Excmo. Mons. José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, acompañado de un nutrido grupo de sacerdotes y seminaristas, y los cantos de la Coral Betania. Al final de la Eucaristía mientras la Coral Betania cerraba el evento con el Aleluya de G.F. Haendel, Mons. Azuaje decía a la prensa: “Este hecho es de gran esperanza para todo el pueblo zuliano, para Maracaibo y para Venezuela.”