La crisis sanitaria global no deja de generar preocupación en la población mundial, sin embargo, además de las lamentables muertes que deja el virus hay una serie de efectos sociales que no están siendo debidamente atendidos. Específicamente, en países como Venezuela donde el Covid-19 viene a sumarse a la crisis humanitaria compleja, la escasez de alimentos y medicinas, la persistencia de un gobierno de facto y la penetración del narcotráfico, pues, es un virus que se suma al hambre endémica. La pandemia ha generado el desplazamiento humano, el regreso de migrantes, la recesión económica y el confinamiento de muchas personas en su casa, todas estas circunstancias afectan de forma particular a la mujer dada sus previas condiciones de vulnerabilidad.
Muchas mujeres de escasos recursos tenían como fuente de ingresos el servicio doméstico, sus clientes eran familias de clase media que hoy están en cuarentena. Lógicamente, se quedaron sin ingresos para subsistir. Ese es uno de muchos ejemplos entre las mujeres, cabeza de familia, que ejercían labores en la economía informal o en sectores considerados no esenciales. Las madres solteras en ésta circunstancia se encuentran peligrosamente expuestas al hambre.
Por otro lado, las mujeres que ya venían sufriendo de maltrato y violencia doméstica, obligadas por la cuarentena a permanecer con sus victimarios bajo el mismo techo, ven empeorar su infierno. La ONG Avesa, especializada en este ámbito de estudio, declaró que en 2019 ocurrieron 116 feminicidios. Es decir, el machismo es mucho más letal que el mismísimo Coronavirus en Venezuela.
Estadísticamente, resulta más sencillo detectar los feminicidios que los cuadros sistemáticos de maltrato a las mujeres, estos últimos requieren ser denunciados. No obstante, si ya existían dificultades antes de la pandemia para que la mujer denunciara a sus acosadores, ahora, la precariedad económica y la incertidumbre provocada por el virus, hace a muchas mujeres tolerar lo intolerable por miedo a que sus hijos y ella misma sufran aún más. Esto nos debe dar cuenta del alarmante sub registro de casos de violencia doméstica que existen en el país.
Es momento que como sociedad tomemos conciencia de las situaciones límite y los riesgos que están enfrentando las mujeres. ¡Cuánta falta hacen políticas públicas con enfoque de género para evitar que situaciones de emergencia, como la actual, no afecte negativamente el pleno ejercicio de su ciudadanía!.
Belkis Montero
Secretaria Femenina AD Carabobo